Existe una frase de Albert Einstein que define perfectamente qué es el espíritu de la innovación, “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Ese “hacer algo distinto” pasa por un proceso que parte desde que tenemos una idea, hasta que ésta se implanta.
La innovación consiste en introducir novedades en nuestros planteamientos para generar nuevas propuestas, y su posterior materialización. Con la actual configuración de los mercados, innovar es la única forma que tienen las empresas para mantener una ventaja competitiva y hacer que esta ventaja sea sostenible a largo plazo.
¿Cómo introducir una cultura de innovación en la empresa?
Empoderamiento de los empleados
Los empleados son una base importante en la cultura de la empresa. Ellos, involucrados en el día a día desde las áreas específicas donde desempeñan su trabajo, pueden tener una visión profunda de su entorno que les permite sugerir ideas que repercutirán en mejoras, para alcanzar los objetivos del departamento. El papel de la dirección en este proceso es alentar a los empleados a que propongan nuevas ideas y, posteriormente, a través de una visión más global, analizar la viabilidad de esas ideas.
Personas comprometidas con el proyecto
Dar a los empleados la capacidad de proponer ideas hace que estén más involucrados y que sientan que forman parte de ese proyecto común que es la empresa. Este hecho, a medio plazo, dará más confianza a los empleados para proponer nuevas ideas.
Agilidad en la toma de decisiones
Lo que hoy puede ser una idea innovadora, en poco tiempo se puede convertir en “imitación” si la competencia se adelanta. Por tanto, innovar es una ecuación en la cual a una idea se le resta el tiempo.
Pero innovación también tiene sus riesgos. Desde que se tiene una nueva idea para dar un giro a nuestra estrategia de negocio hasta que esa idea se materializa con su ejecución, supone un periodo de incertidumbre para la empresa. Durante ese espacio de tiempo, desde que surge la idea hasta que se implementa, se invierte tanto en recurso económicos como humanos antes de saber si el resultado será el deseado o no.
¿Cómo garantizarnos el éxito desde el mismo momento en el que surge la idea?
Hugo Amann, Director General de la empresa tecnológica arin, nos da la respuesta:
“Hasta no hace mucho las empresas solo podían basarse en su intuición y experiencia a la hora de evaluar nuevas ideas para sus estrategias de marketing o análisis de su portfolio para determinar las mejores ideas en las que invertir. Sin embargo, en la actualidad, gracias a las nuevas tecnologías que nos ofrece herramientas colaborativas en la nube, podemos recopilar las ideas y evaluar con antelación los distintos escenarios que nos garanticen el éxito. De este modo, podremos decidir qué ideas implementar o cuáles desechar, suprimiendo el riesgo que supone la incertidumbre de futuro”.
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